No redactar un contrato por escrito
Uno de los errores más frecuentes es no formalizar el préstamo en un documento legal. Aunque exista confianza entre las partes, un contrato es esencial para evitar malentendidos. El contrato debe incluir:
- Cantidad del préstamo.
- Plazos y fechas de pago.
- Intereses (si los hay).
- Condiciones en caso de impago.
Sin un documento firmado, demostrar la existencia del préstamo puede ser complicado en caso de problemas.
No definir claramente los intereses
Si el préstamo incluye intereses, es fundamental especificarlos en el contrato. No indicar el porcentaje exacto puede llevar a conflictos.
Es importante respetar la normativa vigente para evitar problemas legales, ya que aplicar intereses excesivos podría considerarse usura.
No comprobar la capacidad de pago del prestatario
Antes de conceder un préstamo, es recomendable evaluar si la persona que lo solicita podrá devolver el dinero. No hacer esta verificación puede llevar a impagos y dificultades para recuperar la inversión.
Factores a considerar:
- Ingresos y estabilidad financiera del prestatario.
- Historial de pago en otros préstamos.
- Posibles garantías o avales.
No establecer garantías o avales
En los préstamos privados, contar con una garantía o aval reduce el riesgo. Puede ser una propiedad, un vehículo o cualquier otro bien con valor suficiente.
Si el prestatario no paga, el prestamista podrá recuperar parte o la totalidad del dinero mediante la garantía.
No fijar un calendario de pagos
Definir fechas específicas de pago evita confusiones y facilita el seguimiento del préstamo. Sin un calendario claro, el prestatario podría retrasarse sin consecuencias inmediatas, generando problemas de liquidez para el prestamista.
No registrar el préstamo ante notario
Si la cantidad es elevada, formalizar el préstamo ante notario añade una capa de seguridad. Un documento notarial tiene validez legal y puede facilitar la reclamación en caso de impago.
No considerar los impuestos
En España, los préstamos particulares están sujetos al Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP), aunque suele estar exento si no se aplican intereses. Es importante informarse sobre las obligaciones fiscales para evitar sanciones.
No prever un plan de acción en caso de impago
Si el prestatario deja de pagar, el prestamista debe tener claras las opciones disponibles. Puede ser una renegociación de la deuda, la ejecución de la garantía o, en última instancia, una reclamación legal.
Contar con un plan reduce la incertidumbre y facilita la recuperación del dinero.
Evitar estos errores al realizar un préstamo particular reduce los riesgos y mejora la seguridad de la operación. Un contrato bien redactado, el análisis previo del prestatario y la formalización legal son claves para proteger tanto al prestamista como al prestatario.
Antes de conceder un préstamo, es recomendable asesorarse adecuadamente y asegurarse de que las condiciones sean claras y justas para ambas partes.