Seguro que estás familiarizado con el término TAE, ya que en el ámbito financiero es ampliamente utilizado para informarnos acerca de ofertas de préstamos y otros productos financieros. La definición de la Tasa Anual Equivalente es el resultado de diversas métricas financieras como son el tipo de interés nominal, el plazo y las comisiones de la operación.

El TAE está presente en muchos productos financieros relacionados con el ahorro, como los préstamos hipotecarios o los préstamos personales para consumo.

Gracias al TAE, podemos conocer de forma precisa el coste real del producto que hayamos contratado en el plazo de un año. Consiste por tanto en una métrica muy útil y ampliamente utilizada de forma orientativa para saber cuál es el precio real de los préstamos con interés fijo.


Cuando y por qué aparece la TAE

Los orígenes del TAE se remontan al año 1990; hasta ese año sólo se utilizaba el Tipo de Interés Nominal (TIN), para calcular el precio de un préstamo. Sin embargo el TIN excluye algunos elementos que también son importantes para el cliente a nivel de coste final, como las comisiones de la operación y el plazo de devolución.

Por este motivo y para conocer el valor del importe a devolver a la financiera, se creó el TAE.

¿Por qué la TAE es más completa que el tipo de interés?

préstamo bancario
Gracias al TAE, podemos conocer de forma precisa el coste real del producto que hayamos contratado en el plazo de un año.

El TAE de un préstamo ofrece más información sobre el coste real de ese préstamo porque tiene en cuenta la cantidad total que vamos a pagar por el dinero que la entidad financiera nos prestó. En esa cantidad total se incluye el tipo de interés, las comisiones y el plazo de devolución (mensual, trimestral…).

Lo interesante de esta fórmula es que resulta mucho más precisa que el TIN (tipo de interés nominal), ya que incluye los gastos extra que deberemos abonar al banco que nos prestó el dinero (comisiones de apertura y cancelación, costes derivados…).


Cómo se calcula el TAE

La Tasa Anual Equivalente se expresa en porcentaje, y nos permite saber a cuánto asciende el coste del préstamo que queremos solicitar.

Vamos a expresarlo con un ejemplo sencillo:

Si nuestro préstamo es del 2% TIN (tipo de interés nominal) y solicitamos 1.000 euros, la cantidad total a devolver al banco será de 1.020 euros. Sin embargo la TAE será siempre algo mayor, ya que para su cálculo se utiliza, además del TIN, los costes y comisiones directas asociadas al propio préstamo y la frecuencia de los pagos.

La fórmula de la TAE para un préstamo es como sigue:

TAE = (1 + r/f)f-1

Siendo R el tipo de interés y F la frecuencia de los pagos.

¿Qué es lo que no está incluido en el TAE?

Existen ciertos conceptos que no están incluidos dentro de la Tasa Anual Equivalente. Cuando se trata de préstamos bancarios no están incluidos los costes que el cliente debe pagar por productos asociados como seguros o productos vinculados.

¿Qué diferencias existen entre el TAE y el TIN?

Cuando hablamos de TIN nos referimos a la cantidad que se debe abonar al banco sólo en concepto de intereses por el préstamo solicitado.

Por este motivo, a pesar de que el TIN es un concepto importante a tener en cuenta, no refleja con exactitud la totalidad que deberemos abonar a la entidad financiera.


¿Qué productos financieros tienen TAE?

El TAE se utiliza principalmente con tres tipos de productos bancarios:

  • Productos de ahorro: en muchos productos de ahorro como cuentas de ahorro o inversión, la Tasa Anual Equivalente nos informa sobre las ganancias que vamos generando con nuestro dinero. El valor siempre será inferior a la tasa nominal puesto que como ya dijimos anteriormente, el TAE incluye otros gastos adicionales, como los costes de liquidación.
  • Préstamos personales: En el caso de los créditos personales, esta tasa nos informa sobre los gastos totales en los que vamos a incurrir cuando/mientras devolvamos el préstamo.
  • Préstamos hipotecarios: Cuando se trata de créditos hipotecarios el plazo de devolución suele ser superior a un año, por ello la Tasa Anual Equivalente puede diferir en parte con la cantidad final que el cliente deberá devolver a la entidad financiera. En estos casos se suele poner la vivienda o inmueble como garantía ante la entidad bancaria. De esta forma el TAE no tiene en cuenta algunos gastos como los impuestos a pagar o los gastos de tasación de la propiedad.

Consejos para emplear bien el TAE

asesor financiero
La Tasa Anual Equivalente se expresa en porcentaje, y nos permite saber a cuánto asciende el préstamo que queremos solicitar.

Ahora vamos a ver algunas de las pautas a seguir si queremos utilizar el TAE en nuestras operaciones:

  • La Tasa Anual Equivalente nos sirve como indicador para reflejar el tipo de interés en plazo anual. Por otro lado el interés normal en un crédito puede hacer referencia a diversos períodos, como mensual, trimestral o semestral.
  • Si queremos usar la TAE para comparar productos, sólo se debe emplear para establecer comparaciones de préstamos con el mismo plazo de devolución.
  • Si estamos comparando préstamos, no se puede comparar el TAE de un crédito a tipo fijo con el TAE de un crédito a tipo variable. Esto es así porque en el caso del interés variable no podemos saber cuál será el interés a futuro, ya que puede cambiar según el mercado.
  • Cuando se trata de préstamos hipotecarios, aparte del TAE debemos tener en consideración otros indicadores no recogidos en el TAE, como el coste de tasación del inmueble, seguros o tasas municipales.

Diferencias entre el TAE legal y el TAE real

Para terminar, si quieres saber con exactitud qué es el TAE en un préstamo, debemos conocer la diferencia entre el TAE legal y el real. El marco normativo vigente obliga a los bancos a que informen de forma detallada a los consumidores sobre el TAE en los contratos, también en sus campañas publicitarias.

Este marco normativo recoge todos los conceptos que deben estar incluidos en la Tasa Anual Equivalente. Hoy en día el TAE contempla casi todos los gastos que va a suponer el préstamo, sin embargo en determinadas ocasiones algunos gastos no están contemplados, como los gastos de tasación, notaría, y otros productos asociados al préstamo como los seguros que estemos obligados a contratar.

¿Todavía tienes dudas? Contacta con nosotros sin compromiso