En este artículo vamos a explicar cómo manejar los préstamos con la familia. Y es que este tipo de préstamos son muy habituales y rara vez se hacen cumpliendo con los parámetros necesarios para fijar garantías para ambas partes. Sigue los consejos que te vamos a dar para que la relación entre finanzas y familia no termine en conflicto.

Prestar dinero a un familiar -o pedirlo prestado- puede parecer una buena idea: El prestatario obtiene una aprobación fácil, y cualquier interés se queda en la familia en lugar de ir a un banco, es muy habitual en otras culturas como por ejemplo la china.

En muchos casos, los préstamos familiares tienen éxito, pero el éxito requiere mucha conversación abierta y planificación. Hay que ocuparse de las cuestiones administrativas y del aspecto emocional (posiblemente más complicado). También tendrás que sortear los posibles escollos financieros y legales.

Conceptos básicos de los préstamos familiares

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Conceptos básicos de los préstamos familiares

Un préstamo familiar, a veces conocido como préstamo intrafamiliar, es cualquier préstamo entre miembros de la familia. Puede ser utilizado por un miembro de la familia para prestar o pedir prestado dinero a otro o como medio de transferencia de riqueza; el propósito no importa. Es simplemente un préstamo que no utiliza un banco, una cooperativa de crédito u otro prestamista tradicional que esté fuera de la familia.

Un préstamo familiar es distinto de un regalo, Hacienda lo define como la transferencia de bienes o dinero a otra persona sin esperar obtener algo de igual valor a cambio. Por lo general, hay que aplicar los tipos de interés del mercado a lo que se presta o toma prestado para que el préstamo familiar se considere un préstamo; si se hace un préstamo sin intereses o con intereses reducidos que estén por debajo del tipo de interés del mercado, se está haciendo un regalo a los ojos de la administración.

Tanto si le prestas dinero a tu familia como si se lo pides prestado, el préstamo debe ser mutuamente beneficioso tanto para el prestatario como para el prestamista, a fin de mantener la familia intacta. Los prestamistas, en particular, deben comprender las alternativas, los riesgos y las implicaciones fiscales de un préstamo familiar.

Alternativas a los préstamos familiares

En general, los prestamistas quieren ayudar a alguien a quien quieren, y eso es un buen comienzo. Pero hay dos formas principales de ayudar económicamente a un familiar, además de prestarle dinero.

  1. Regalar: si le entregas el dinero a tu familiar sin la expectativa de recibir algo de igual valor a cambio, estás haciendo un regalo, lo que puede suponer una menor tensión financiera en la relación. Sin embargo, hay que tener en cuenta si algún día podrías necesitar ese dinero, en cuyo caso puede ser preferible un préstamo familiar, ya que tal vez quieras que el familiar sea responsable de sus propios gastos. Además la transmisión patrimonial está regulada por Hacienda, con su impuesto correspondiente, por lo que en este caso también habrá que seguir una serie de pasos para hacerlo de forma legal y transparente.
  2. Firma conjunta: También puedes avalar un préstamo que pida tu familiar para ayudarle a conseguir la aprobación. Tus ingresos y tu patrimonio podrían ser suficientes para ayudarles a conseguir el préstamo. Sin embargo, al confirmar, garantizas que tu familiar pagará la deuda a tiempo y en su totalidad. En otras palabras, vas a asumir la responsabilidad de la deuda si tu familiar no paga el préstamo. 

Beneficios y riesgos de los préstamos familiares

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Beneficios y riesgos de los préstamos familiares

Un préstamo familiar puede resultar a menudo una situación beneficiosa para ambas partes, pero el acuerdo no está exento de riesgos.

Beneficios del préstamo entre familiares

  1. Tipos de interés más bajos: El prestatario puede obtener potencialmente un tipo de interés del préstamo mucho más bajo que el que ofrecería un prestamista tradicional .
  2. Condiciones de préstamo mutuamente beneficiosas: El prestamista y el prestatario pueden acordar un plazo de préstamo más corto o más largo que el que ofrece un préstamo bancario tradicional o pagos de sólo intereses al principio del plazo del préstamo.
  3. Indulgencia: La relación del prestamista con el prestatario puede hacer que éste esté más dispuesto a suspender o reducir los pagos del préstamo familiar cuando el prestatario experimenta una emergencia financiera.

Riesgos del préstamo entre familiares

  1. Impago: Puede que confíes en que tu familiar acabará devolviéndote el dinero, pero incluso la persona más fiable puede pasar por momentos difíciles y no devolverte el dinero. Mientras que los prestamistas tradicionales toman medidas importantes para evitar el impago de los préstamos, los préstamos familiares se centran en proporcionar dinero al prestatario y, sin una planificación adecuada, ofrecen poca o ninguna protección contra el riesgo de impago.
  2. Relación dañada: Si el acuerdo de préstamo o empréstito da un giro hacia lo peor, la relación con tu familiar podría agriarse para siempre.
  3. Falta de disponibilidad de fondos: El dinero que se deposita en un banco está fácilmente disponible si alguna vez necesitas retirarlo, pero no es el caso del dinero que has invertido en un familiar.

¿Dónde registrar un préstamo entre familiares?

Una vez que hemos entendido todo lo anterior, para efectuar la operación siguiendo con los parámetros establecidos por Hacienda, debemos acudir a la OLH (Oficina Liquidadora de Hacienda) y rellenar el Modelo 600 de transmisiones patrimoniales.

En este modelo debemos fijar quien es el sujeto, el que presenta y el que transmite, y explicaremos en el documento la parte a liquidar. A continuación introduciremos el código mediante el cual se llevarán a cabo todos los cálculos y los intereses que deberás aplicar.

A continuación deberás imprimir este documento para entregarlo en la Oficina Liquidadora correspondiente, junto con dos copias del contrato del préstamo y una copia del DNI de las partes. Las obligaciones recaerán sobre el prestatario, que deberá presentar el contrato en Hacienda en un plazo máximo de 30 días desde el momento de la firma.